martes, 12 de mayo de 2009

La pierna incorrupta de Javi Clemente

Por Paco Calvo
Entonces Javi Clemente dijo: "¡Ah, coño, ¿que quieres verla?!". Levantó la pierna, se subió la pernera del chandal y me la dejó ver. La herida. Una especie de pústula verdusca, como violacea. La herida que le hizo, hace ahora 40 años, Marañón, del Sabadell. Una llaga que Clemente guardó muy dentro de sí, y que tal vez moduló su carácter. ¿Un trasunto de los agravios históricos en el pecho de Euskadi?

La cita fue, hace un año, en un balneario pontevedrés. Clemente ya no entrena al Murcia, pero entonces sí lo hacía. Cogió al equipo en Primera y casi lo baja de Segunda, pero ésa es otra historia. Quedamos en plena pretemporada, en Mondariz. Varias horas de viaje pensando: ¿y si me planta y me jode la entrevista? Pero llegamos al hotel y por allí apareció. "Grrñnn", pronunció a modo de saludo.

Tres gruñidos más y empezó a hablar como las personas. Y afloró el humor, incluso sin zuritos de por medio. Hablamos de reguetón, de gatitos, de Arzalluz, de tiki-taka y de tuku-tuku.

Y salió 1969, y el nombre de Marañón, y la Nova Creu Alta. 19 añitos tenía el prometedor Clemente -¿tocón, como dice la leyenda? "Qué va, es mentira, yo era de pegarme, fuerte". Una lesión que en principio iba para 15 días, y que terminó en tres años de operaciones, y retirada. "¿Rencor hacia Marañón? ¿Yo? Ninguno. La lesión no fue nada, la cuarta o quinta operación fue donde me destrozaron la pierna. ¡Ah, pero coño, ¿quieres verla?!".

Yo, que me desmayo cuando me pinchan, no quería. No quería. Pero cuando me doy cuenta la pantorrilla está allí, como un brazo de gitano ante mí. Y la herida, una especie de llaga como de 10 centímetros. Como necrosada. No exactamente cerrada. Creo que la vi bullir. "Cuando hace mal tiempo todavía me duele. Mira", señala él, "aquí se me astilló el hueso, y en esta parte se condensó en el tejido..." no sé qué líquido que me he esforzado en olvidar.

Terminamos al rato. Nos reímos bastante. Yo de y con él, y él también. Nos despedimos mientras bajan los futbolistas, pero al irnos le hago un gesto al fotógrafo. Javi, ¿te importa que nos hagamos una foto? "Pues claro que no, coño".

Un apretón de manos, y se va cojeando.

Miro al cielo, completamente nublado. Amenaza lluvia.

Clemente empieza a trotar. Ya no cojea.

Ahora corre. Clemente corre sobre su pierna, definitivamente incorrupta.

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