lunes, 1 de febrero de 2010

'El Chacal', de villano a héroe olímpico


Por Sole Leyva
Fue el terrorista más buscado por la Interpol en las décadas de los 70 y 80. Escribió su vida en páginas de rojo sangre. Miembro destacado del Frente para la Liberación de Palestina, apoyó la causa etarra -"la única solución pasa por la soberanía del pueblo vasco", ayudó al IRA y al Ejército Rojo. Pero no alcanzó notoriedad pública hasta su incursión en la sede oficial de Organización de Países Exportadores de Petróleo en Viena en 1975, cuando secuestró a varios embajadores llevándolos a Argelia, donde los liberó tras cobrar un importante rescate.

Hijo de una acaudalada familia venezolana, Ilich Ramírez Sánchez dio una patada al gepeto de Franklin y, como su padre, abrazó las tesis de Marx (su hermano se llama Lenin). Paradigma del terrorista perfecto, yihadista, antiamericano -mostró su satisfacción por los atentados contra las Torres Gemelas-, este maestro del disfraz y la seducción fue durante años una obsesión para los servicios secretos internacionales, que siempre salían derrotados ante su astucia, que, junto al libro de Forsyth de igual nombre hallado entre sus pertenencias, le valió el apodo de 'El Chacal'.

Responsable de varios atentados y colaborador en varios asesinatos -mató con su propio arma a dos agentes del contraespionaje francés en 1975 en un piso de París cuando un compañero le delató-, fue condenado a cadena perpetua tras ser detenido en Jartum en 1994.

Ahora pasa las hojas del calendario en la cárcel de la Santé de París, donde fuma puros -a poder ser Cohibas-, ve películas extranjeras y escribe en revistas de extrema izquierda.
Admirado por Hugo Chávez, que le califica de "luchador revolucionario", se le consideró durante años cómplice de los atentados contra atletas judíos en los Juegos Olímpicos de Múnich. Finalmente se demostró que esa última muesca en su puñal era falsa, una invención más de la prensa para aumentar su leyenda.

Lo curioso no es que saliera de rositas de esta acusación, sino que en verdad fue un defensor en la sombra de los valores olímpicos. Según los servicios de Seguridad de la extinta Yugoslavia, Chacal contribuyó de forma crucial a la seguridad de los Juegos Olímpicos de Invierno en Sarajevo en 1984, época en la que el pueblo 'plavi' apoyaba a Yasir Arafat y la OLP, a la que 'El Chacal' defendía a capa y espada.

"Su ayuda fue preciosa", declaraba la semana pasada al diario 'Slobodna Bosna' Bozidar Boza Spasic, agente de los servicios de seguridad. Spasic dijo que tuvieron que "pedirle" al venezolano "determinadas informaciones" para prevenir el fracaso de los juegos de Sarajevo. "Teníamos informaciones operativas sobre serias amenazas de la emigración 'ustachi' (pro nazi croatas de la Segunda Guerra Mundial y sus seguidores) para cometer un acto terrorista durante los juegos", indicó el ex agente.

Según su relato, Carlos desplegó a "su gente" en los sitios señalados por los servicios secretos yugoslavos. "Carlos nos garantizó que los terroristas internacionales no actuarían y que nuestra emigración no podría hacer nada si él lo controlaba todo", según Spasic. "Él garantizó la parte de la seguridad relacionada con grupos terroristas internacionales peligrosos para que no actuaran en territorio de Sarajevo, de Bosnia o del país entero", explicó.

Tras aquella heroicidad que hubiera ganado los halagos del propio Pierra de Coubertain, 'El 'Chacal' ya no volvió a Yugoslavia. Fueron eludidos los contactos con él. Se esfumó como hacía siempre tras acabar un trabajo. En silencio.

1 comentario:

  1. Un claro ejemlpo de que hasta los mayores hijos de la gran puta tienen su corazoncito. Lo utilizan para cosas veredes, pero lo tienen.

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